El cerebro consume cerca del 20 % de la energía y el oxígeno del organismo.
Cerca del 13 % de las causas de enfermedades a nivel mundial están vinculadas con
enfermedades neurológicas y trastornos mentales.
El exceso de pantallas, estrés y falta de sueño son los principales enemigos de una
buena salud cerebral.
Manizales, 22 de julio de 2024. El Día Mundial del Cerebro ofrece una valiosa oportunidad para
recordar la importancia de mantener el cerebro en condiciones óptimas. Este órgano consume
cerca del 20 % de la energía y oxígeno del cuerpo, es el epicentro de las emociones, funciones
cognitivas, motoras y sensitivas. La prevención de enfermedades cerebrales, un diagnóstico
temprano y el cuidado son esenciales para su buen funcionamiento.
Hoy el cerebro enfrenta diversas amenazas: el poco control de los factores de riesgo
cardiovascular, el estrés, la exposición excesiva a pantallas y la falta de un sueño reparador.
Otros factores relevantes son los antecedentes familiares de afecciones neurológicas y
malformaciones anatómicas.
A nivel mundial, aproximadamente el 13% de las enfermedades están vinculadas a trastornos
neurológicos y mentales. Entre las condiciones más comunes se encuentran la migraña,
epilepsia, Alzheimer, ataques cerebrovasculares y Parkinson, así como esclerosis múltiple y
otras enfermedades neurológicas. Para promover la salud cerebral, la doctora Daniela Duque,
neuróloga de la Clínica Avidanti Manizales, cuenta cuáles hábitos se deben adoptar:
Mantener una actividad física regular.
Seguir una dieta balanceada.
Interactuar socialmente.
Evitar el consumo de cigarrillo, licor y/o sustancias psicoactivas.
Tener un estilo de vida en donde el estrés sea poco y el sueño sea adecuado.
Es vital estar atentos a los signos de alarma para problemas cerebrales como, asimetría facial,
debilidad de una extremidad, alteraciones del lenguaje o el habla, todo de aparición súbita,
cefalea con una severidad 10/10 acompañado de fiebre, pérdida visual, fallas de memoria u otras
funciones cognitivas que afectan la independencia en las actividades diarias.
Reducir el riesgo de enfermedades neurodegenerativas como Alzheimer y Parkinson implica
aumentar la reserva cognitiva, controlar los factores de riesgo cardiovascular, estimular el
cerebro con actividades lúdicas y académicas, y mantener una dieta saludable y una actividad
física regular. Evitar la exposición a pesticidas y metales pesados es esencial para prevenir el
Parkinson.
“Cuidar de nuestro cerebro es fundamental para asegurar una vida plena y activa. Consumir
frutas, vegetales y carnes magras, y baja en grasas saturadas, no sólo protege nuestra salud
cerebral, sino que también mejora nuestra calidad de vida y ayuda a reducir el riesgo de eventos
cerebrovasculares” enfatiza la Dra Daniela Duque.
El estrés y cómo afecta al cerebro
El estrés crónico desencadena una serie de procesos sistémicos y neuronales ante situaciones
potencialmente amenazadoras. Este estado eleva los niveles de adrenalina, cortisol, citoquinas
proinflamatorias y otras hormonas metabólicas que pueden alterar los circuitos y funciones
neuronales.
Si se mantiene en el tiempo, puede empeorar cualquier patología neurológica, ya sea aguda o
crónica, llevando a una respuesta pobre a los tratamientos. Para manejarlo, se recomienda la
terapia psicológica, técnicas de psicoterapia y, en caso necesario, el manejo farmacológico.
La importancia del sueño en la salud del cerebro
El sueño es un factor fundamental, sin embargo, la tendencia hoy en día muestra una reducción
en el tiempo total de este, los trastornos asociados han incrementado, especialmente entre los
jóvenes debido a factores sociales, ambientales y hábitos como el consumo de alcohol, tabaco y
cafeína.
El descanso tiene múltiples funciones como: el restablecimiento de energía, eliminación de
radicales libres, regulación de la actividad eléctrica cortical, regulación térmica y metabólica,
homeostasis sináptica, activación inmunológica, consolidación de la memoria y crecimiento en
los más pequeños. Además, el sistema glinfático, encargado de eliminar desechos cerebrales
como el beta amiloide, se activa durante el sueño, reduciendo el riesgo de deterioro cognitivo.
Asimismo, el uso de pantallas afecta la actividad cerebral, alterando los ritmos circadianos y
causando trastornos del sueño. Además, pueden llevar a afecciones crónicas como obesidad,
diabetes o depresión, y afectar el desarrollo cerebral, aumentando el riesgo de trastornos
cognitivos, emocionales y conductuales.