Recientemente TransMilenio obtuvo un financiamiento por 130 millones de dólares que se destinaron a la compra de 406 autobuses eléctricos.
· En la operación participaron firmas expertas en la estructuración de contratos y transacciones complejas. Tal es el caso de Mendoza, especializada en este tipo de transacciones.
· Gracias al buen resultado en estos procesos, al final del año Bogotá contará con 1.485 buses eléctricos, la flota más grande de Latinoamérica.
Bogotá, septiembre de 2022. Bogotá sigue dando pasos de gigante hacia la transformación del transporte público de pasajeros, superando desafíos financieros y transacciones complejas que, gracias a la participación y asesoría de firmas especializadas como Mendoza, logran llegar a feliz término y a contribuir con un sistema de transporte eficiente, moderno y amigable con el medio ambiente.
En el último año se han cerrado varias financiaciones de flotas de buses eléctricos y de infraestructura de soporte (patios) en la ciudad de Bogotá. Inclusive, en el último trimestre, la concesionaria Green Móvil consiguió financiación para la adquisición de 406 buses eléctricos en una transacción en la que se requiere la intervención de personas muy especializadas en este tipo de contratos.
De acuerdo con el asociado de la firma Mendoza, Luis Armando Tolosa, “las financiaciones de buses eléctricos pueden ser descritas como financiaciones de proyectos. El objetivo es financiar la provisión y operación de un lote de buses en una zona en particular (localidad). De esta manera, la preocupación de los financiadores consiste, principalmente, en aislar efectivamente los activos del concesionario y los flujos de la operación de sus promotores, de tal manera que, si el concesionario entra en insolvencia, el proyecto pueda seguir operando de manera independiente”.
Por esta razón, la exigencia en los contratos a las concesionarias de constituir un patrimonio autónomo que reciba los flujos de la fiducia del SITP (la bolsa que recibe todo el recaudo de los pagos de los bogotanos al SITP), y también la exigencia de los financiadores que dicho patrimonio autónomo actúe como deudor del crédito (es un crédito que se otorga al patrimonio autónomo, no al concesionario).
Asimismo, se explica el requerimiento de unos “acuerdos directos”, que son algo así como un derecho de los financiadores de ponerse en los zapatos de los concesionarios bajo los contratos más importantes de la financiación (provisión y operación), con la finalidad de preservar el proyecto, en caso de incumplimientos.
Impacto del activo
“En la medida que el activo es un bus eléctrico hay que tener en cuenta dos aspectos de manera particular”, señala el experto de Mendoza, quien explica:
Por un lado, el plazo de estas financiaciones está estructurado para que el concesionario pueda amortizar el valor de los buses durante la vida útil del activo (12 a 15 años), por lo cual estas financiaciones tenderán a ser de largo plazo. Es muy común que mientras se cierra la financiación de largo plazo, los concesionarios cierren créditos puentes para financiar su capital de trabajo que serán luego refinanciados con dichos créditos de largo plazo, los cuales además se utilizarán para la compra de los buses.
Por otro lado, una característica de estos buses son sus baterías eléctricas que, durante su vida útil, deben ser reemplazadas en al menos una oportunidad. Existen varias alternativas para darle manejo a esta inversión de capital. Una alternativa, consiste en cerrar junto con el crédito de largo plazo una financiación diferida para asegurar los recursos para la adquisición de dichas baterías en el año en que se deba realizar el reemplazo de las baterías; otra alternativa, es realizar una compra anticipada de las baterías al proveedor. De esta forma, para que estas financiaciones sean realmente bancables, es necesario anticipar el reemplazo de las baterías de estos buses eléctricos.
“Como nota al margen, es común que estas estructuras cuenten con mecanismos de liquidez para cubrir deficiencias de caja que puede tener el concesionario a lo largo de la vida de la financiación, por situaciones propias del activo como el siniestro de un bus, mantenimientos, entre otros”, puntualiza Luis Armando Tolosa.