Para 24% de los 750 defraudadores investigados por especialistas forenses en 78 países, la tecnología resulta ser un facilitador clave a la hora de cometer el crimen, como lo referencia la tercera edición de la encuesta “Perfiles Globales del Defraudador 2016” de KPMG Internacional. Las respuestas de los profesionales arrojaron particularidades acerca de las personas que cometen estos delitos y que han sido investigados en los últimos años. Los investigadores que son parte de esta muestra dieron detalles sobre cada defraudador, después de investigar los casos de distintas compañías afectadas.
“La tecnología en temas de fraude se vuelve un arma de doble filo y las organizaciones deben estar mejor preparadas para anticiparse a este desafío”, comentó Diego Ríos, Director KPMG en Colombia. “Conforme la tecnología se vuelve más sofisticada, también lo hacen los esquemas para usarla de forma malintencionada. Aunque está claro que los estafadores están muy cómodos haciendo uso de la tecnología para cometer fraude, no vemos indicios de que las compañías estén tomando acciones suficientes para prevenir y detectar los fraudes. Los sistemas de monitoreo de amenazas y procesamiento analítico de datos son imprescindibles para las organizaciones que buscan comportamientos anómalos o sospechosos.”
El estudio revela importantes hallazgos sobre los usos que los defraudadores le están dando a estas herramientas tecnológicas. En 24% de los casos, el defraudador usó la tecnología para la creación de información falsa o engañosa en registros contables, en 20% de los casos, proporcionó información falsa o mentirosa a través de correo electrónico u otra plataforma de mensajería, y en 13% de los casos, abuso del acceso que tenía permitido a los sistemas informáticos de la empresa.
Este dato cobra importancia si se toma en cuenta que una de las amenazas emergentes mencionada por los encuestados fue la incidencia del “ciberfraude” como uno de los delitos recurrentes. Aunque muchas empresas están conscientes de su existencia e impacto, no creen realmente que puedan ser víctima de ella, lo que puede revelar una falta de preparación para enfrentar este tipo de delitos.
La nueva cara del fraude
De acuerdo con el estudio, el perpetrador del fraude hoy en día tiende a ser principalmente un hombre de entre 36 y 55 años de edad (69% de los defraudadores investigados) y cuenta con una antigüedad en la organización superior a los seis años. Dentro del perfil destacan las siguientes características:
· 65% de los defraudadores son empleados de la compañía, por lo que constituyen una amenaza desde dentro (71% en Colombia)
· Podrían estar en cargos ejecutivos o niveles de dirección (35%) y han trabajado en la compañía al menos por seis años (38%) (57% y 52% en el caso colombiano)
· Tienen autoridad ilimitada en su compañía, y pueden evitar los controles (44% de los defraudadores investigados)
· Los defraudadores se describen frecuentemente como autocráticos (18%) y son tres veces más propensos a ser considerados amables. (29% en Colombia)
· Alta probabilidad de actuar con complicidad con otros empleados o terceros (62% de los fraudes)
· La ganancia personal fue la primera motivación entre los defraudadores con 60% de las menciones; la codicia fue el segundo factor, con 36%; y el sentido de "porque puedo hacerlo" fue el tercero, con 27% (62%, 14% y 29% para el caso colombiano)
La encuesta revela que los defraudadores prefieren actuar acompañados. En 62% de los casos globales, las personas cometen fraude en colusión con otros. En América Latina, esta tendencia prevalece aún más, ya que en el 76% de los casos los defraudadores actuaron en colusión. En parte, esto se da porque los defraudadores necesitan asociarse para evadir los controles internos, lo que resulta particularmente amenazante para las empresas. Los aspectos más delicados son:
· La mayoría de los casos la confabulación sucede con hombres y mujeres (46%), los hombres tienden a coludirse aún más que las mujeres (39% de los coludidos son grupos de hombres mientras que 7% de los coludidos que son grupos de mujeres).
· Actores externos están involucrados en 61% de los casos en los que el defraudador está involucrado.
· 44% de los defraudadores fueron identificados producto de una denuncia o una queja; otro 22% fue identificado como resultado de revisiones efectuadas por la gerencia de la organización
Otro aspecto a resaltar, es la debilidad en los controles internos siendo un factor de peso en la actuación de 61% de los individuos que comenten fraude. El número de defraudadores capaces de cometer sus actos, como resultado de tomar ventaja de la vulnerabilidad de los programas de prevención internos, pasó de 18% en el reporte de 2013 a 27% en el actual. Incluso si los controles son robustos, los defraudadores pueden evadirlos y consiguen anularlos. Un 16% de los defraudadores fueron capaces de eludir los controles y otro 20% defraudó sin tener en cuenta los controles.
“La globalización y las regulaciones son sólo algunas de las grandes tendencias que resaltan la importancia de tener controles tanto internos como externos en los negocios hoy más que nunca”, mencionó Diego Ríos.
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