Bogotá, septiembre de 2021- A fines de 1929, en tan solo seis días, la Bolsa de Nueva York se hundió y comenzó el proceso conocido como “La Gran Depresión”, una de las crisis económicas más importantes de la historia. Además de un sinnúmero de compañías sin liquidez y en quiebra, el crack del 29 trajo consigo una lección para el mundo corporativo: empezar a analizar el impacto de los parámetros macroeconómicos y los fenómenos globales, en un proceso que dio origen a la contabilidad moderna.
En la actualidad, la pandemia del Covid - 19 ha puesto al descubierto las deficiencias sociales y medioambientales de cada país y la necesidad de que todos los actores impulsen cambios en el mediano y largo plazo. De esta manera, entre las variables económicas que las compañías contemplan, hoy deben considerar las emisiones de carbono.
Esto, ni más ni menos, es un cambio de paradigma que manifiesta que los negocios, además de solventes en lo económico, deben ser fundamentalmente sustentables. Es decir, a la hora de definir proyectos, planes y estrategias hay que tener en cuenta dos presupuestos: el financiero y otro de carbono, con la distinción de que este último es fijo e implica determinar un límite de emisiones posibles para mantener la temperatura hasta 2030.
Desde una perspectiva económica global, según un estudio de Blackrock -el principal fondo de inversiones del mundo- la eliminación de emisiones de dióxido de carbono para 2050 generará que la economía crezca un 25% en los próximos 20 años.
A nivel corporativo, una reciente investigación regional del Boston Consulting Group, que abordó a 300 empresas de distintos sectores, arrojó que las que tuvieron buen desempeño en términos ambientales, sociales y de gobierno corporativo, mejoraron significativamente su rentabilidad y múltiplos de valuación, en contraposición con las que mermaron en esos aspectos. Esto indica que, en la actualidad, la combinación entre rentabilidad y sustentabilidad es una condición para que las compañías prosperen.
En Latinoamérica, la región más biodiversa del mundo, la inversión en bonos verdes se multiplicó por ocho en los últimos cinco años, con un alza acelerada entre 2020 y 2021, indica el Banco Interamericano de Desarrollo. Además, apunta el BID, crecerán por cuatro para el 2024.
Si a esto le sumamos que, históricamente, la gran mayoría de los países latinoamericanos están atravesados por inestabilidades económicas que impactan en el ecosistema corporativo, la alternativa de los bonos ambientales, tanto verdes como de carbono, toma más relevancia.
Colombia, particularmente, es uno de los líderes sudamericanos en la comercialización de bonos de carbono con empresas extranjeras. Se han implementado proyectos, como los del Mecanismo de Desarrollo Limpio (MDL) y algunos de Reducción de la Deforestación y Degradación (REDD+), bajo iniciativas de los sectores privado y público.
Estos procedimientos se deben cumplir con ciertos requisitos establecidos por algunas entidades gubernamentales, entre estas se encientran Ministerio de Medio Ambiente Alemán, el Gobierno de Australia, o por agremiaciones como BID o la Asociación de Desarrolladores de Proyectos de Carbono de la Alianza Internacional de Reducción y Compensación de Carbono (ICROA).
Más allá de estos casos, falta mucho para que este fenómeno se convierta en una tendencia clara. Es por esto que se han llevado a cabo algunas iniciativas como la reforestación, restauración y energía a través de la biomasa.
Ante este panorama, es cada vez más importante que las distintas industrias de Colombia entiendan que la sustentabilidad no debe ser un área aislada, sino que debe estar el core del negocio, y ser conscientes de la gran oportunidad que significa diseñar planes de negocio con presupuestos de carbono. Esto les permitirá gestionar responsablemente los impactos, crear valor para los grupos de interés y, además, promover la incorporación de tecnología, reducir costos e insertarse en nuevos mercados a partir del acceso a financiamiento.
Estamos frente a un nuevo paradigma empresarial y es el momento de abordar el desafío.
Fuente de redaccion Sustainability Studio de Globant