Bogotá D. C., noviembre de 2020. En los últimos años, el número de matriculados en instituciones de educación ha decrecido, de acuerdo con el último informe del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior (Snies) para 2019 la matrícula total en educación superior fue de 2.396.250 estudiantes, lo que representa una reducción del 1.8% respecto a 2018, sin embargo, esto no es un fenómeno nuevo, desde 2017 se viene presentando una desaceleración en la demanda de este nivel educativo.
Y aunque no hay una única explicación sobre el menor número de estudiantes matriculados, este descenso puede deberse a factores como costos de matrícula; los programas no estarían resultando atractivos o no responden a las expectativas de los jóvenes; hay poca motivación frente a la dificultad de conseguir empleo e incluso aspectos de confianza sobre la economía del país, entre otros.
Por eso, es clave preguntarse qué deben hacer las universidades para revertir esa tendencia, y ofrecerles a los jóvenes programas atractivos que les garanticen una formación ajustada a los requerimientos del mundo laboral.
Según el Informe sobre el futuro del empleo 2020 presentado en días pasados, por el Foro Económico Mundial; es fundamental que las instituciones desarrollen una serie de competencias por medio de un énfasis en una educación de calidad junto a la incorporación de herramientas innovadoras que permitan al estudiante adquirir un conocimiento integral, interdisciplinario y práctico.
En este sentido y con la llegada de nuevas tecnologías, las universidades trabajan para fortalecer el sistema educativo y ofrecer programas que respondan a los retos del mercado laboral, formando por medio de la experiencia, propiciando el emprendimiento y haciendo uso de las herramientas tecnológicas.
Es el caso de la Universidad del Rosario, que le ha apostado a la innovación curricular, y en particular la nueva Facultad de Creación que ofrece una formación profesional para un futuro interdisciplinar, que requiere miradas integrales, creativas e innovadoras.
Para Juan Pablo Aschner, decano de la Facultad de Creación de la Universidad del Rosario, “en esta facultad se integra la Arquitectura, las Artes, el Diseño, el Teatro, la Música y la Danza de una manera flexible, y adaptable a las necesidades del mercado y el potencial de las industrias creativas y culturales del país. Creando un modelo educativo en el cual el estudiante se mueve con mucha libertad y tiene las herramientas para armar su carrera profesional a la medida de sus gustos, mientras se convierte en un profesional creativo, recursivo y sensible de su entorno”.
Grados mayores y menores
Explica Aschner, “que nuestro compromiso es aportar nuevas ideas y herramientas que le permitan tanto al sector productivo como a nuestros egresados, crear un lazo con la vida laboral y eliminar los temores a la hora de querer ejercer lo aprendido en la academia. Las empresas buscan personas con perfiles, aptitudes y énfasis, pero también capaces de abordar problemas más generales, sobre todo en estos tiempos donde se necesita integralidad ya que no pueden darse el lujo de tener una nómina de 20 personas. Lo ideal hoy en día es crear perfiles versátiles, con profesionales que tienen las bases suficientes para moverse en diferentes disciplinas, pero con un énfasis especial definido, y esa es la apuesta de nuestra facultad”.
La facultad tiene una oferta diferente a la nacional pero que está en armonía con los programas de vanguardia a nivel internacional y con las exigencias del mercado. Ofrece varios ciclos de formación, un básico común de un año, orientado a la experimentación con materiales y a la introducción de los oficios por medio de clases prácticas; los ‘Grados Mayores’, de cinco semestres, que permiten profundizar en cada una de las disciplinas creativas y en las realidades de cada profesión y, finalmente, 11 ‘Grados Menores’ que permiten escoger al estudiante el área de conocimiento o disciplina que quiere profundizar en su último año.
Mediante este sistema la Universidad del Rosario realiza un proceso de innovación pedagógica con vocación a que se implemente en otras áreas del conocimiento y se presenten nuevos modelos de aprendizaje y práctica, que lleven a los estudiantes a reconocer sus verdaderas habilidades y cuenten con las capacidades que exigen las empresas y el mercado laboral, para que de esta manera se aumenten los niveles de inserción laboral.