En Colombia son cada vez más las afectaciones tanto materiales como de pérdidas humanas, a causa de los deslizamientos de tierra que se presentan en épocas de lluvia y en zonas montañosas, según el reporte de la Sala de Crisis Nacional de desastres UNGRD, entre enero y marzo del 2021 se presentaron 289 eventos de emergencia, de los cuales 146 han sido deslizamientos que han afectado a 5854 familias de 176 municipios del país.
Según el director del programa de Ingeniería Geológica de Areandina, el ingeniero Ober Romero Arias, “los deslizamientos de tierra se originan cuando se presentan alteraciones en el equilibrio natural de una pendiente, lo que conlleva a que estas áreas sean particularmente propensas a los deslizamientos de tierra durante y después de lluvias”.
Dada la inclinación general a confundir ciertos términos, es imperante aclarar que existe una marcada diferencia entre los deslizamientos y los desprendimientos o desplomes. Los dos últimos, se destacan por ser movimientos de inestabilidad producidos por falta de apoyo y la escasa cantidad de terreno que engloba este movimiento, lo que dista particularmente de los deslizamientos, dado que estos se producen cuando una gran masa de terreno o zona inestable se desliza con respecto a una zona estable a través de una superficie de terreno de poco espesor; la gran ventaja es que los deslizamientos son un tipo de corrimiento ingenierilmente evitable.
El ingeniero Romero menciona que, “gracias al sistema montañoso que permite aflorar en superficie rocas paleozoicas y mesozoicas, la diversidad de suelos, topografía y clima del país, lo hace propenso a este fenómeno (deslizamiento), afectando mayormente a departamentos como Nariño, Huila, Cauca, Cundinamarca, Antioquia, Chocó y Valle del Cauca”.
“Los territorios que hacen parte de la región andina son más vulnerables a los deslizamientos, sin embargo, hay factores detonantes que crean la peligrosidad/amenaza del área, así mismo la vulnerabilidad del estado actual de los asentamientos y construcciones, cada día incrementan el riesgo a que se presenten estos fenómenos que puede asociar pérdida de vidas, pérdida económica. Gran parte de los terrenos del país no cuentan con una vocación agropecuaria y se encuentran afectados por cultivos y pisoteo de ganado, así como deforestaciones que llevan a una afectación directa al suelo”, agrega el ingeniero Romero.
Mejor prevenir que lamentar
El experto destaca también el factor de riesgo en zonas urbanas, donde a causa de la migración de poblaciones rurales a las ciudades, se ven en la obligación de edificar en sectores con altas pendientes, y cuyas características de construcción artesanal propicia riesgos inminentes en épocas de invierno.
Dado que el mayor número de víctimas de los deslizamientos son habitantes de las zonas donde ocurre el fenómeno, el experto recomienda tener en cuenta los siguientes aspectos antes de construir.
• Las laderas en los que han sucedido deslizamientos en el pasado tienen una elevada probabilidad de sufrirlos en el futuro.
• Los suelos bajo condiciones de alta humedad y pendientes entre 20 y 60° son los más susceptibles de tener deslizamientos.
• Se debe prestar especial atención a la presencia de grietas y/o hundimientos en el asentamiento o en el terreno que a veces están ocultas por la vegetación.
• La presencia de nuevas coberturas y pérdida de cobertura reciente puede estar indicando un movimiento reciente de material.
• Los árboles y postes que se inclinan con una tendencia o dirección establecida o en algunos casos, la presencia de “barrigas” o curvas en el tronco del árbol.
• La aparición de encharcamientos o suelos saturados en zonas que han estado siempre secas o también la ausencia de agua en zonas que siempre han estado saturadas.
Puntos de encuentro y zonas seguras
A pesar de que puede llegar a considerarse que estos fenómenos tienen un origen únicamente natural, el ingeniero Romero destaca que la intervención del hombre en el suelo ha incrementado el riesgo de este, por ello comparte los siguientes consejos para evitar este tipo de fenómenos:
· Respetar la vegetación que existe en la zona.
· No realizar quema de la vegetación como técnica para el cultivo de la tierra. Esta práctica ocasiona la destrucción de la capa vegetal del suelo, erosiona el terreno y puede generar incendios de grandes proporciones.
· Evitar el sobrepastoreo, cambiando periódicamente el ganado de un lugar a otro, para así evitar el desgaste de los terrenos y su posible erosión.
· Controlar la irrigación y el manejo de los canales superficiales a lo largo de laderas y taludes.
· Realizar los estudios correspondientes a nivel municipal para el adecuado manejo de las zonas de expansión enfocados al análisis de amenaza, vulnerabilidad y riesgo de movimientos en masa.
Construir las viviendas en zonas seguras, no hacerlo en terrenos erosionados o en la falda de montañas muy húmedas, el peso de las construcciones en faldas o terrenos inclinados se convierten en un agente desestabilizador. Avisar a las autoridades locales y regionales en el caso de evidenciar cualquier características o manifestación que pueda significar el desencadenamiento de un movimiento en masa.
El director del programa de Ingeniería Geológica además recomienda preparar acciones en caso tal se presente un deslizamiento, como establecer puntos de encuentro y zonas seguras para la evacuación, planificar simulacros de emergencia, tener preparado un equipo de emergencia con un botiquín de primeros auxilios, alimentos no perecederos y de primera necesidad, como agua, atún, entre otros, además de radio, linterna de pilas, cobijas, fósforos y velas. Si se es consciente que se vive en una zona de riesgo, prestar especial atención a los pequeños movimientos, a las grietas, a los cambios en la topografía en general.
Fuente de redaccion Areandina