· La Virgen de la arepa, Jesús Maestro, Canta y no llores, Llámame, Trascendiendo, Jesús Maestro y La Virgen de la escoba, son, entre otros, los títulos de las creaciones que invitan al espectador a reflexionar sobre la interacción entre lo sagrado y lo mundano, lo divino y lo humano, lo sublime y lo cotidiano.
· La artista María Mercedes Sánchez presenta su exposición Engalanar en Casa Plástica, calle 75 A # 22 - 24, barrio San Felipe de Bogotá, donde explora la convivencia entre lo trascendental y lo superficial, entre la religión y el entretenimiento con sus contradicciones, apariencias y superficialidades.
· 18 piezas, en distintas técnicas como collages digitales, dioramas, cajas de luz, realidad aumentada y una instalación, combinan imágenes en un espacio ritual y surrealista.
· Mediante un juego entre elementos discordantes en espacios reales e imaginarios, Sánchez transforma escenas cotidianas en representaciones ceremoniales que buscan transformar lo religioso en espiritual al trasladar las figuras religiosas de sus espacios rituales y traerlas a los espacios cotidianos de la gente.
María Mercedes Sánchez presenta su exposición Engalanar en Casa Plástica, un proyecto que rescata y transforma el imaginario popular y religioso desde la experiencia íntima de la artista. Esta búsqueda tiene sus raíces en su infancia, cuando reinventaba y reparaba objetos con materiales que encontraba a su alcance, como telas, muñecas, velos y almohadas, impulsada por una curiosidad inagotable por descubrir nuevas formas y conexiones. La imaginería católica que ella veía en su casa desde la infancia por doquier con imágenes de Jesucristo, la Virgen María, o el Divino Niño también nutre las obras de la muestra, ya que Sánchez busca descontextualizar estas imágenes, sacándolas de sus espacios rituales y llevándolas a la vida diaria.
Inspirada en la estética popular y en su experiencia de casi 30 años detrás de cámaras en televisión, observa el paralelismo entre el culto religioso y la veneración hacia las celebridades, proponiendo una reflexión sobre el espectáculo en nuestra cultura y sugiriendo una similitud entre ambos universos.
Las obras de Sánchez están “engalanadas” con brillos, patrones geométricos, lentejuelas y telones, en una celebración de la estética kitsch de la imaginería popular. Objetos y personajes de diversos orígenes y momentos históricos se entrelazan en un diálogo sincrético que trae al presente imágenes religiosas en contextos cotidianos. Estos elementos, acompañados de versos y refranes, invitan al espectador a reflexionar sobre la interacción entre lo sagrado y lo mundano, lo divino y lo humano, lo sublime y lo cotidiano.
Virgen María 2.0.
Dentro de las obras de María Mercedes Sánchez hay una caja de luz con realidad aumentada “Trascendiendo”, donde una figura femenina invita al espectador a la meditación como un camino para conectarse con su verdadero ser, más allá de las distracciones internas representadas por animales salvajes y bestias o de las distracciones externas que escenifican las luces de la ciudad, que cualquier persona del siglo XXI enfrenta a diario.
Otra de sus obras es Llámame, un diorama con luz LED y un dispositivo de sonido, que actúa como un altar a través de un teléfono análogo, transmitiendo un mensaje divertido de la Virgen María.
En Jesús Maestro, la figura de Jesús se presenta en su rol de maestro, transmitiendo su mensaje principal, aún vigente: "ámate a ti mismo y conócete a ti mismo". Estas dos consignas se entrelazan en un sincretismo que fusiona el cristianismo con enseñanzas del hinduismo y de la filosofía socrática. En Hogar dulce hogar, un collage digital, la artista rinde homenaje al padre García Herreros, una figura que muchos colombianos veían a diario por televisión.
Por otro lado, una de las más apreciadas obras de la muestra, La Virgen de la arepa, es un collage digital inspirado en La Virgen de las uvas, una pintura barroca de Pierre Mignard, un pintor francés. En esta creación, María Mercedes Sánchez toma elementos de la pintura original para reinterpretarlos en su propio estilo, dándole un matiz latinoamericano, ya que el maíz simboliza para América Latina lo que la vid representa para la Europa mediterránea. Además, la obra incluye un fragmento de una sinfonía titulada Poder andino, compuesta por el maestro Andrés Sánchez Angarita. Esta pieza tiene un altar que la acompaña en una instalación donde vemos una suerte de cocina campesina, con objetos originales y ya en vía de extinción, como el tiesto de arepa y la máquina de moler, entre otros.
En La Inmaculada o La Virgen de la escoba se habla no del milagro de la concepción de la Virgen sino del estado mental que necesitamos para que se anide lo bueno, y en manos de la Virgen los instrumentos necesarios simbólicos para eliminar los pensamientos negativos.
Pero no todas las obras de María Mercedes Sánchez son reflejos de la imaginería católica. En Canta y no llores, la artista presenta un collage digital que ofrece una variación sobre la pintura Los noctámbulos de Edward Hopper, incorporando figuras mexicanas como la Virgen de Guadalupe, Frida Kahlo, José Alfredo Jiménez y Pedro Vargas. El collage incluye lentejuelas que, aunque decorativas para el espectador, también representan una experiencia meditativa, casi zen, para la artista. Sobre esta obra, Sánchez considera que “siempre existe la posibilidad de conectarnos con la dimensión espiritual de la vida, que es fuente de felicidad y bienaventuranza”.
“Mi trabajo está influenciado por dos aspectos importantes en mi vida. En primer lugar, crecí en un hogar católico y mi crianza estuvo marcada por la fe representada en figuras religiosas y rituales, al igual que buena parte de los hogares colombianos. Sin embargo, mi entorno visual estuvo saturado por una variedad de elementos de la iconografía religiosa, que iba desde pequeñas estatuas hasta grandes pinturas, abarcando diversos estilos y formas. En segundo lugar, trabajé detrás de cámaras en la industria de la televisión durante treinta años, y gracias a esta experiencia he encontrado similitudes entre las prácticas de la devoción: la figura de la celebridad y los rituales de los fanáticos en relación con estas celebridades. En mi trabajo me interesa explorar los diálogos entre la cultura religiosa y la cultura masiva de la televisión, para lo cual desplazo las figuras religiosas hacia entornos cotidianos, para adoptar una mirada personal hacia lo sagrado", anota María Mercedes Sánchez.
Luego de participar con éxito en Madrid en la I Bienal de Artistas Colombianos en España y de su exposición Engalanar en Casa Plástica en Bogotá, María Mercedes Sánchez continuará explorando los temas que han recorrido toda su carrera: lo religioso, lo popular y el mundo del espectáculo, creando obras que están llegando a otras latitudes, llamando la atención y dejando mensajes de reflexión en el público.
Sobre la artista.
María Mercedes Sánchez, santandereana, es egresada de la Facultad de Comunicación Social y Periodismo de la Universidad de La Sabana. Ha trabajado como periodista y productora de televisión. Posteriormente, estudió pintura digital en la Academia VerDNuevo con Carlos Lersundy y se especializó en meditación y arte en Espacio Shyam bajo la dirección de Francisco Convers. En 2022 y 2023, amplió sus conocimientos en historia del arte con el curador y artista Franklin Aguirre. También realizó estudios de producción para artistas y gestión de proyectos artísticos con Gonzalo Ortega y Catalina Restrepo en Ciudad de México. En 2022, llevó a cabo su primera exposición individual en el Museo Casa Grau de Bogotá, seguida de una segunda exposición en la Casa del Libro Total de Bucaramanga en 2023. Ese mismo año, participó en dos exposiciones colectivas: FunCampestre en Bucaramanga y Compacta Galería en Bogotá. Fue seleccionada para participar en la I Bienal de Artistas Colombianos en España. Su más reciente exposición es Engalanar en Casa Plástica, en Bogotá. www.mariamercedesanchez.com @mariamercedesancheza en Instagram.
Lo que dice la crítica especializada
“Cada una de estas obras son el resultado de la yuxtaposición de elementos de diferentes orígenes, entre ellos: la iconografía religiosa, objetos de reminiscencia infantil y escolar, artefactos cotidianos populares y espacios teatrales. Este palimpsesto resultante parece en constante transformación, como lo es la propia naturaleza del collage, que se presenta como una obra proveniente de la voluntad de la artista en mezclar diversos lenguajes y crear varias capas de sentido. La intención de Sánchez es conectar de manera espiritual, más no religiosa, las estéticas populares que producen cercanía con memorias y evocaciones propias, creando todo un universo rico en color, formas y sentidos”, Alejandra Fonseca, curadora de la exposición Engalanar.
“El proyecto artístico de María Mercedes busca articular los elementos culturales que dan forma a esta práctica a través de la construcción de cajas escénicas y collages donde el protagonismo reposa en las relaciones entre las personas y las figuras religiosas. Utilizando materiales que provienen de estas iconografías, Sánchez pone en escena el mundo de imaginarios e interacciones que dan forma a una suerte de inconsciente colectivo”, Víctor Manuel Rodríguez Sarmiento, crítico y curador de arte.
“María Mercedes Sánchez busca articular la imaginería popular, la iconografía religiosa y estética del espectáculo, en una suerte de dispositivos tanto exentos como adosados a nichos, cajas y dioramas que contextualizan las imágenes religiosas de diversos credos en paradójicos y contrastantes entornos que multiplican sus significados y sentidos de manera caleidoscópica. La eterna dicotomía entre lo sagrado y lo profano es abordada de manera irónica y hábil, por la artista recurriendo al carácter naif de lo popular y el recurso del collage – tanto analógico como digital—, lo que le permite yuxtaponer las capas de sentido acumuladas entre significado y significante, al igual que entre la literalidad y la alegoría”, Franklin Aguirre, artista, museólogo y curador autónomo.
La nueva propuesta plástica de la artista presenta una suerte de pastiche conformado por colecciones de imágenes, que se articulan sobre diversos formatos como los collages digitales, dioramas e instalaciones rituales.
De acuerdo con la curadora Alejandra Fonseca cada una de estas obras son el resultado de la yuxtaposición de elementos de diferentes orígenes, entre ellos: la iconografía religiosa, objetos de reminiscencia infantil y escolar, artefactos cotidianos populares y espacios teatrales. Este palimpsesto resultante parece en constante transformación, como lo es la propia naturaleza del collage, que se presenta como una obra proveniente de la voluntad de la artista en mezclar diversos lenguajes y crear varias capas de sentido. En este juego, de poner en el espacio (real e imaginario) elementos discordantes, Sánchez logra recrear escenas surreales y ceremoniales.
El origen de esta intención de la artista nos lleva a su infancia, en la que reparaba y reinventaba objetos con materiales que tenía en su entorno: telas, muñecas, velos y almohadas, con la curiosidad constante por descubrir nuevas formas y relaciones. Lo infantil, como parte esencial de la obra de Sánchez, surge de la necesidad de presentar de manera sencilla, los elementos que el espectador pueda interpretar y con los cuales sentirse identificado, a partir de sus propias experiencias”.
Todos los elementos de las obras se “engalanan” con brillos, patrones geométricos, lentejuelas y telones, que hacen énfasis en la naturaleza kitsch de la imaginería popular, en la que dialogan objetos y personajes de diversos orígenes y momentos históricos, trayéndolos al presente con una propuesta sincrética en que imágenes religiosas aparecen en contextos cotidianos, acompañados de palabras y frases contundentes, que interpelan al observador, como lo punta Fonseca.
“El ejercicio plástico que la artista realiza, se mueve entre lo digital y lo análogo; las composiciones digitales se realzan con un trabajo manual detallado, lleno de ensambles de diversos materiales y objetos, retomando prácticas de la costura y la pedrería.
La intención de Sánchez es conectar de manera espiritual, más no religiosa, las estéticas populares que producen cercanía, con memorias y evocaciones propias, creando todo un universo rico en color, formas y sentidos”, puntualiza la experta en arte.