El uso de las tarjetas de crédito y de débito en América Latina mantiene una tendencia claramente ascendente en los últimos años. La modalidad de débito crece a un ritmo superior a la de crédito en Brasil, México, Perú y en menor medida en República Dominicana, Colombia y Chile, de acuerdo con el último Informe Tecnocom sobre Tendencias en Medios de Pago.
Latam
La región de América Latina en su conjunto se encuentra en un avanzado estado de adopción (59,5% del total de tarjetas en circulación y 85,41% de transacciones), por detrás de la Eurozona (83,5% y 96,6%) pero delante del resto de regiones del mundo, tal como recoge EMVC para el último trimestre de 2014, de acuerdo a los datos facilitados por las entidades financieras afiliadas a las principales marcas de tarjetas (American Express, Discover, JCB, MasterCard, UnionPay y Visa).
Chile
Con una tasa de crecimiento anual compuesto del 17,8% para el periodo 2009-2014, Chile se mantiene como el país que anota un mayor avance, sobrepasando los 18,4 millones de unidades de débito, crecimiento apenas superior al registrado por México (17,2%). El caso de Chile fue singular en 2014, ya que su uso aumentó en un 52,4% en el último año, al haberse autorizado la participación de Banco Ripley en la sociedad de apoyo al giro bancario CAR S.A. incorporando así en este dato agregado los productos de tarjetas de la casa Ripley y MasterCard. Así, las tarjetas de crédito bancarias totalizan 10,0 millones (desde los 6,5 millones registrados en 2013). En este país, el proceso de migración del parque de tarjetas con banda magnética hacia plásticos con chip o inteligentes iniciado en 2012 exigido por EMV se encuentra avanzado, aunque no se prevé que concluya hasta finalizado el 2015, a diferencia de Brasil y México, que se encuentran más adelantados por haber iniciado la migración con anterioridad.
México
México también ha registrado un crecimiento significativo del número de tarjetas, acumulando 163 millones de unidades a cierre de 2014, casi todas afiliadas a Visa o MasterCard. De este conjunto, 134,5 millones corresponden a la modalidad de débito y 28,5 millones a la de crédito bancario, registrándose un mayor crecimiento en el primer tipo de tarjetas (30,4% en 2014 frente al 10,3% en el caso de las de crédito, tal como reflejan las Figura 7 y Figura 8). Nuevamente se observa la preferencia por las tarjetas de débito sobre el crédito, ya que hoy existen casi cinco tarjetas de débito por cada tarjeta de crédito en el país azteca (4,7 en 2014 vs. 2,8 en 2009). Atendiendo al número de operaciones, las tarjetas de débito totalizaron 2.854 millones en 2014 (frente a 2.509 millones en 2013), mientras que el número de transacciones realizadas con tarjetas de crédito fue de 668 millones (frente a 638 millones de 2013).
Estos datos ponen de manifiesto que el uso del plástico como medio de pago ha seguido una tendencia creciente especialmente en la modalidad de débito (en crédito, el ritmo de crecimiento se ha visto reducido a la mitad en el último año en un contexto de ralentización del crecimiento de la economía, de un 8,6% a un 4,7%, mientras que en débito ha aumentado de un 8,6% a un 13,7% en el último año) y que continuará conforme se vaya bancarizando la población. El proceso de reforma financiera iniciado en México en 2013 e intensificado en 2014 busca universalizar el acceso y uso de los medios de pago electrónico, entre ellos las tarjetas, por medio de una mayor liberalización de las infraestructuras y redes de procesamiento, reducción de precios y mejora de la transparencia, tal como queda descrito en el capítulo “Al detalle” de este Informe.
Perú
Junto a México, otro país referente en materia de inclusión financiera es Perú, que ha visto crecer la proporción de tarjetas de débito respecto al crédito en los últimos años (2,6 en 2014 vs. 2,4 en 2009) provocado por un aumento en el número de plásticos de débito (10,3%% en el último año) superior al registrado en crédito (3,3%). En total, se trata de un parque de 22,3 millones de plásticos, medio millón menor al registrado el año anterior. Analizando la intensidad de uso que los peruanos han hecho en el último año de sus tarjetas, destaca el crecimiento (14,1%) del número de operaciones realizadas con tarjetas de débito, muy superior al registrado con las de crédito (1,8%), lo que contrasta con lo observado el pasado año cuando señalábamos el predominio del uso de tarjetas de crédito para realizar retiros en efectivo. Este cambio de tendencia estaría dejando de contribuir al problema de sobreendeudamiento que Perú viene sufriendo en los últimos años.
Colombia
En Colombia, el uso de las tarjetas de débito y crédito (en compras nacionales) ha venido aumentando de forma sostenida a lo largo de la última década y representan en 2014 el 4,9% del valor total de las operaciones. Su participación en el volumen total de las transacciones representó el 65,2%, seguida de las transferencias (débito y crédito) con el 15,8% (63,9% en valor), y el cheque, con el 3,9% (23,0% en valor). A su vez, se acentúa el crecimiento más pronunciado en el parque de tarjetas de crédito con respecto a las de débito que veníamos apuntando en los últimos años: mientras que en 2009 por cada tarjeta de crédito existían 2,1 tarjetas de débito, en 2014 esta proporción se reduce a 1,6. En diciembre de 2014, según la Superintendencia Financiera de Colombia (SFC), 2.290.819 tarjetas de crédito sobre un total de 12.684.370 unidades en circulación correspondían a las alianzas de co-branding entre el sector financiero y las grandes cadenas retail del país como las de los almacenes Tuya (Bancolombia), Ripley, La Polar o Carrefour (en alianza con Colpatria), representando más del 18,0% del total que circula en el mercado (sin considerar 1.178.717 de tarjetas emitidas por el Banco Falabella). Estas tarjetas continúan consolidando su creciente participación en la concesión de créditos al consumo en Colombia.
República Dominicana
En República Dominicana se replica la tendencia observada para Colombia en el mismo periodo: mayor crecimiento de las tarjetas de crédito (+7,1%) sobre las de débito (+4,4%), aunque a un ritmo menor porque el último año las de crédito se vieron reducidas en más de 140.000 (-5,7%), manteniendo las de débito su predominio en cuanto al número de plásticos en circulación (3,5 millones de tarjetas de débito frente a 2,3 millones de crédito). Con tarjetas de crédito y de débito se realizan el 79,4% de las operaciones con medios de pago electrónico de bajo valor en el país (7,9% del valor total de las mismas). Los porcentajes correspondientes en 2009 fueron de 64,7% y 3,4% respectivamente, denotando una clara tendencia al creciente predominio de este medio de pago entre la población dominicana.
Ticket medio
En lo que respecta al ticket promedio de los pagos realizados con tarjetas de débito y crédito, observamos en la Figura 10 que en todos los países de estudio, salvando la excepción de Colombia (promedio de gasto superior a la media en la región, de USD 60 por transacción), el uso de las tarjetas de débito presenta un comportamiento similar en cuanto al gasto efectuado por transacción de pago, en torno a los USD 30 en los casos de Brasil, Chile, México, Perú y Dominicana. Por su parte, las tarjetas de crédito presentan un comportamiento más desigual entre los países de la región, con un comportamiento más dispar entre el débito y el crédito en los casos de Chile (ticket promedio de USD 92), Colombia (USD 120), así como Perú (USD 106), mientras que México (USD 53) y Dominicana (USD 57) apenas duplican el importe promedio de las transacciones de pago a débito.
Transacciones
La intensidad de uso de las tarjetas presenta comportamientos distintos en función de su modalidad (crédito, débito). En débito, Chile muestra una mayor intensidad de uso, con cerca de 45 transacciones por habitante y año, que contrasta con las menos de 10 operaciones en Dominicana. En España, al igual que Brasil, el uso se sitúa en torno a las 30 transacciones, a razón de 2,5 por mes. En el caso del crédito existen dos grandes comportamientos: por un lado, la mayor intensidad de uso la presenta España, de nuevo alcanzada en el último año por Brasil, con cerca de 27 transacciones por habitante y año. Por otro, con menos de 10 transacciones por habitante, encontramos al resto de países, salvo Chile que desde 2011 ha experimentado un salto cuantitativo.
En global (sin distinguir entre crédito y débito) también se muestran dos grupos de países en función de la intensidad de uso de las tarjetas: España, Chile y Brasil por un lado (más de 50 transacciones/habitante y año); México, Perú, Colombia y República Dominicana por otro (menos de 30 transacciones/habitante y año). A mayor intensidad de uso de las tarjetas, mayor generación de ingresos por comisiones de intercambio y adquirencia, que dependen del número de transacciones, del importe de las mismas y de las tasas aplicadas.
Lo anterior deriva en un indicador de interés para las entidades: el gasto anual con tarjeta, diferenciando entre débito y crédito (2014), asciende a USD 650 en débito y USD 2.220 en crédito para el promedio de la región latinoamericana, tal como recogen las Figuras 12 y 13. La tendencia creciente es más acusada en el caso del crédito que en débito, donde se observa un pequeño descenso en el último año. Ello debe ser aprovechado por las entidades emisoras para rentabilizar en mayor forma los plásticos emitidos, especialmente en la modalidad de crédito en la medida en que lleva asociada la funcionalidad de financiación, con potencial generación de ingresos financieros asociados a este medio de pago.
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