Uno de los principales activos de las organizaciones actualmente tiene que ver con la
reputación y su imagen, un recurso que si no se construye con el tiempo puede poner en
riesgo la operación de cualquier negocio en minutos.
Entre sus más importantes elementos resalta el compromiso ambiental, un factor clave
que marca un diferencial con los públicos de interés, entre ellos, clientes o consumidores,
gobierno, autoridades y medios de comunicación.
Si bien hace un buen tiempo se viene hablando de la responsabilidad ambiental
corporativa, al principio estos temas sólo se quedaban en documentos que se archivaban
en un anaquel o que, en el mejor de los casos, se visibilizaban en cuadros que nadie veía
en las oficinas. No obstante, con el paso de los años, especialmente en la última década,
las empresas están materializando sus tácticas y estrategias de buenas prácticas
ambientales que contribuyan a los pilares del desarrollo sostenible y a la mejora de la
calidad de vida de los individuos en el territorio.
Algunas de las principales acciones para resaltar en esta materia, tienen que ver con los
compromisos que hoy adquieren las organizaciones con el propósito de ser cada día más
sostenibles.
Uno de ellos, se relaciona con el cumplimiento legal de las regulaciones ambientales
vigentes nacionales. Ignorarlas, explica Lina Yised López Guarin, docente de la
Especialización en Gestión Ambiental, modalidad virtual de Areandina, “puede
acarrear severas sanciones y multas por parte de las autoridades ambientales”.
A la par, vienen trabajando en la mitigación de sus aspectos ambientales derivados de
sus actividades, productos y servicios que pueden generar impactos significativos al
planeta. “Por ejemplo, evitan al máximo un derrame de sustancias peligrosas en fuentes
hídricas, deforestar bosques verter aguas residuales, inadecuada disposición de basuras,
emisiones de gases de efecto invernadero o tóxicos que puedan afectar el completo
bienestar de los seres vivos, entre otros”, afirma.
De otra parte, la eficiencia y el ahorro en todos los niveles de la organización, son otros
dos principios a los que le están apostando para cuidar el planeta. En este punto, agrega
López, “las compañías están priorizando la adaptación de sus procesos hacia el consumo
eficaz y eficiente de recursos naturales y energía a largo plazo, en lugar de simplemente
buscar una reducción de costos”.
Finalmente, sus acciones de mercadeo y publicidad están enfocadas a generar una
ventaja competitiva en sus productos y servicios, volcándose a diseñar soluciones que
sean verdes y que permitan generar un diferenciador entre sus partes interesadas, como
usuarios y competencia.
Tendencias sostenibles que hoy son un hito a nivel empresarial
1. Economía Circular: Se trata de rediseñar procesos para cerrar el ciclo de los
materiales, reutilizando residuos como insumos y minimizando los desechos
destinados a disposición final.
2. Eficiencia Energética: En esta práctica se toman medidas como el uso de
iluminación LED, equipos con certificación Energy Star y sistemas de climatización de
alta eficiencia para reducir el consumo eléctrico.
3. Energías Renovables: Se materializa a través de la instalación de paneles solares,
aerogeneradores y otras tecnologías limpias que permiten ahorrar energía durante la
operación, disminuyendo la dependencia de los combustibles fósiles.
4. Movilidad Sostenible: Entre los empleados y colaborades se viene promoviendo el
uso del transporte público, la bicicleta y los vehículos eléctricos o híbridos. Asimismo,
la flota de transporte de mercancías y productos se está adecuando con el fin de que
sea sostenible y se reduzcan las emisiones de gases de efecto invernadero.
5. Compras Verdes: Cada día más se están eligiendo más proveedores que desarrollen
prácticas ambientales y que cuenten con certificaciones ecológicas.
La importancia de pasar del dicho al hecho
De acuerdo con López, estas son algunas de las principales certificaciones ambientales
que confirman el compromiso y las prácticas ambientales de las organizaciones.
ISO 14001:2015: Esta norma internacional certifica que una empresa cuenta con un
sistema de gestión ambiental efectivo, lo cual demuestra su compromiso con la mejora
continua del desempeño.
LEED (Leadership in Energy and Environmental Design): Evalúa la sostenibilidad de
edificios y espacios, incentivando el diseño y construcción de infraestructura eficiente y
amigable con el ambiente.
GRI (Global Reporting Initiative): Proporciona una guía para que las compañías
reporten de manera transparente sus impactos ambientales, sociales y económicos,
fomentando la rendición de cuentas.
Sellos de Comercio Justo y Orgánico: Entre ellas, sobresalen las certificaciones como
Fairtrade y USDA Organic, que garantizan que los productos cumplen con estrictos
criterios sociales y ambientales en su producción.
Relación con medios: Andrés Vera / El Conserje Marketing de Opinión / Cel. 4989306 /