La economía colombiana se encuentra en una fase de recuperación moderada, pese a los vientos de recesión que golpearon fuertemente al país a principios de año, especialmente por la desaceleración y la falta de inversión. Si bien el desempleo se mantiene con una tendencia alcista (11,3 % en marzo, según el DANE) y la inflación sigue disminuyendo (7,16 % en abril), ambos indicadores evidencian un ambiente que, aunque sigue siendo desafiante, también promete oportunidades para alcanzar un desarrollo más sostenible e inclusivo, sobre todo en materia de investigación, innovación y comercio internacional.
Sin embargo, Luis Alberto Páramo, docente del programa de Economía de Areandina, sede Bogotá, afirma que, para aprovechar estas condiciones, “es clave implementar políticas económicas más efectivas y menos restrictivas, y al mismo tiempo, lograr un mayor compromiso de varios sectores para que sean los jalonadores de estos buenos resultados”.
Asimismo, agrega que, además, “es importante resolver el futuro de varias reformas estructurales, como la laboral y la pensional, que siguen aumentando la incertidumbre entre los empresarios”.
Principales apuestas para tener en cuenta
Turismo: Posterior al choque exógeno generado por el coronavirus, este sector ha mostrado notables signos de recuperación y ha crecido en algunas zonas del país, incrementando el gasto. “En 2023 crecieron en 20 % frente al año anterior el número de turistas extranjeros que llegaron a Colombia. Igualmente, las perspectivas para 2024 busca es que sector continue incremente en al menos 1,8 % las llegadas internacionales de visitantes no residentes”, dice Páramo.
Sector agropecuario: Pese a los efectos de la sequía causada por fenómeno del niño, el sector agrícola presenta oportunidades para crecer, sobre todo en cultivos de arroz, café, y banano. “Sumado a lo anterior, se planea invertir en agricultura familiar y de pequeña escala, lo que dado el impacto en cuantía de predios inferiores a tres hectáreas que tiene el país, esto fortalecería la producción local y la seguridad alimentaria”, explica Paramo, quien agrega que también es clave incentivar el acceso al crédito de los agricultores con el fin de que puedan seguir invirtiendo en insumos, tecnología y diversificación, aumentando su productividad, pero sin dejar de lado practicas sostenibles.
Innovación y desarrollo tecnológico: Colombia en los últimos años ha tenido un excelente nivel de crecimiento en materia de transformación digital a nivel empresarial, generando a las unidades de negocio un aumento en su eficiencia y productividad. Sobresale, por ejemplo, la adopción de la Tecnología de la Información (TIC), la biotecnología y la economía digital, que están abriendo nuevos mercados y mejorando a su vez la experiencia de los clientes. “En este sentido es importante resaltar el despliegue de la tecnología 5G en el país que, si bien arrancó en febrero de este año, es espera que se continue expendiendo en todo el territorio nacional durante el 2024, causando un gran salto en la conectividad del país”, añade.
Canasta exportable: El país posee una ventaja comparativa natural innegable en la producción de frutas exóticas, gracias a su diversidad geográfica y climas favorables, lo que genera una mayor exportación de estos alimentos con el fin de responder a su gran demanda en países como Alemania, Bélgica y Francia, entre otros. También vale la pena mencionar, como Colombia recientemente ha firmado varios acuerdos comerciales con diferentes naciones y bloques económicos, lo que le abre oportunidades para expandir sus exportaciones y atraer inversiones. “Para seguir creciendo en esta materia, es fundamental profundizar en la integración regional, concretamente con socios como los Estados Unidos, la Unión Europea y países vecinos”, asegura Páramo.
Desarrollo de infraestructura en transporte, energía y telecomunicaciones: Acá sin duda se deben concentrar los principales esfuerzos del Gobierno Nacional con el fin de aumentar la competitividad y la conectividad de Colombia. “Invertir en este tipo de proyectos, no solo repercutirá en más empleos a corto plazo, sino también facilitará el comercio y el movimiento de bienes y personas a largo plazo, esto de la mano de la planificación estratégica y de la diversificación de inversiones, que pueden resultar clave para enfrentar la ralentización económica y explorar nuevos mercados”, concluye el docente de Areandina.
Según Páramo, varios sectores e industrias podrían aprovechar mejor estas oportunidades económicas que están emergiendo a raíz de la coyuntura que vive el país; sin embargo, cuatro se llevan la delantera.
Primero, el ecoturismo, etnoturismo y turismo de naturaleza: Colombia se alza como un destino excepcional gracias a su inmenso capital natural, que abarca una diversidad de ecosistemas sin parangón. Si estos recursos se gestionan responsablemente, pueden convertirse en un pilar para el beneficio económico de muchas regiones.
Segundo, la agricultura y la agroindustria: Siguen siendo un pilar fundamental de la economía colombiana, ya que, con la creciente demanda global de alimentos y productos orgánicos, el país puede aprovechar su diversidad climática y geográfica para expandir la producción y exportación de productos agrícolas de alto valor.
Tercero, las energías renovables: Invertir en proyectos de energía solar, eólica u otras fuentes renovables podría ser una opción atractiva. No obstante, antes hay que resolver un dilema: la transición en este campo no se puede dar de la noche a la mañana, pero actualmente se está perdiendo soberanía energética al crear dependencia con Venezuela en este segmento.
Cuarto, las industrias creativas y culturales (Economía Naranja): El desarrollo de esta industria, que abarca el cine, la música, la artesanía, el diseño y la moda, podría generar nuevas fuentes de ingresos y empleo, además fortalecería la identidad cultural del país y el turismo.