El gestor de carteras Denny Fish y el especialista en inversiones Michael McNurney
de Janus Henderson explican el conjunto único de riesgos que los inversores deben
comprender cuando tratan de acceder a este poderoso tema de inversión como lo
es la IA.
Aunque la venta masiva de acciones tecnológicas vista a mediados de año
puede haber sugerido lo contrario, seguimos confiando en que la IA tenga el
potencial de multiplicar la productividad económica y el crecimiento de los beneficios
corporativos.
La efímera corrección que sufrieron los índices orientados a la tecnología, incluidas
algunas empresas estrechamente asociadas a la IA, nos recordó que los mercados
de renta variable son volátiles, pueden ser susceptibles a la euforia extrema y son
vulnerables a las fuerzas macroeconómicas y técnicas, en este caso la anulación de
una popular "operación de crecimiento" financiada por el yen japonés.
Lo que la corrección no hizo fue invalidar la poderosa tesis secular que sustenta la
IA. De hecho, a pesar de la facilidad con la que se comprimieron los múltiplos de
beneficios, no habíamos reparado en que las valoraciones relacionadas con la IA
fueran especialmente altas antes de la venta masiva. Eso se debe a que, a
diferencia de la burbuja de Internet surgida a finales de los años 90, los inversores
de hoy pueden obtener exposición a modelos de negocio que ya son capaces de
capitalizar el crecimiento de las ganancias y generar tesorería, no simplemente la
esperanza de épocas pasadas.
Por otro lado, en nuestra opinión, los inevitables repliegues del mercado
representan oportunidades de compra. Este entusiasmo lo sustenta la máxima del
sector tecnológico: el potencial de beneficios que ofrecen los avances tecnológicos
suele sobreestimar a corto plazo, pero en periodos más lejanos se subestima
considerablemente. La historia muestra que una vez que el mercado accede a una
nueva innovación, puede determinar mejor el modo de implementarla con más
eficacia para aumentar las eficiencias y los ingresos. En el caso de las tecnologías
de función escalonada, su crecimiento ha superado las estimaciones iniciales, a
tenor de la historia.
Sin embargo, la reciente volatilidad nos brinda la oportunidad de analizar los riesgos
que conlleva invertir en este tema aún novedoso. Los temas de larga duración, por
su naturaleza, conllevan cierto grado de riesgo, ya que los inversores intentan
evaluar la dinámica del mercado para los años futuros. Además, el tema de la IA
entraña un conjunto único de riesgos dado su potencial disruptivo y el temor a
obtener resultados negativos asociados a la idea de entregar las llaves de gran
parte de nuestra vida cotidiana a una máquina.
Los problemas crecen
Como ocurre con muchas tecnologías, el despliegue de la IA no ha estado exento
de contratiempos. Esto tiene mucho que ver con la transición desde la etapa de
entrenamiento hasta la etapa de inferencia . Los grandes modelos de lenguaje
(LLM) exigen ingentes conjuntos de datos, y las aplicaciones de IA específicas de la
función deben entrenarse absorbiendo la mayor cantidad de información relevante
posible. Los primeros usuarios de ChatGPT no tardaron en notar respuestas
incorrectas y, en algunos casos, alucinaciones, en las que el modelo parecía
haberse inventado algo por completo.
Sin embargo, como se ha comentado anteriormente, el crecimiento exponencial de
los datos disponibles en Internet y de la potencia de computación de las unidades
de procesamiento gráfico (GPU) avanzadas ha propiciado que los LLM y la IA
generativa avancen en su recorrido de entrenamiento más deprisa de lo que
muchos esperaban. Sospechamos que esta tendencia continuará a medida que
aumenta la potencia de computación y los datos disponibles.
Gráfico: Meses que deben transcurrir para que una aplicación llegue a
100 millones de usuarios
La naturaleza de la IA que mejora la productividad (siendo ChatGPT solo un
ejemplo), junto con su rápida adopción, podría traducirse en eficiencias que se
generen en toda la economía mundial.
Fuente: Janus Henderson Investors, Yahoo Finance, a 30 de abril de 2024.
La etapa de inferencia será la beneficiaria de estos contratiempos iniciales. Para
muchas aplicaciones, ese momento ya ha llegado, y la IA puede implantarse para
complementar a los humanos que traten de obtener eficiencias, mejorar la
experiencia del cliente y, en muchos casos, colaborar en el descubrimiento de
productos, incluido el desarrollo de fármacos.
Sopesar el riesgo y la rentabilidad
Es probable que los inversores tengan que lidiar con riesgos asociados más
habitualmente con temas de crecimiento disruptivos. Además de los constructores
de infraestructuras de IA y los creadores de plataformas basadas en esta
tecnología, muchas empresas han desarrollado estrategias premonitorias sobre
cómo integrar la IA en su vertical de negocio. Las rezagadas, por otro lado, no
reconocen la magnitud de este cambio radical. El reciente retroceso de las
valoraciones relacionadas con la IA lo vimos como un "reseteo" que permitió a los
inversores reconocer que, con cualquier periodo de transición tecnológica rápida,
habrá una gran dispersión entre ganadores y perdedores; esto les instó a
posicionarse en consecuencia.
Los múltiplos de beneficios, especialmente en el caso de las acciones growth,
tienden a fluctuar en función de factores que van desde la trayectoria de los tipos de
interés hasta el punto del ciclo económico en que nos encontramos. Por otro lado,
las ganancias son un barómetro más efectivo de la promesa de una empresa. A
diferencia de muchos temas de crecimiento secular, incluso en estas oportunidades
tempranas y medias, algunas empresas ya están generando un impresionante
crecimiento de los beneficios gracias a sus iniciativas de IA.
La identificación de estos ganadores, junto con la cuantificación de los riesgos
reales descritos anteriormente, exige un nivel de diligencia debida que tenga en
cuenta todos los factores tecnológicos, normativos, geopolíticos y relativos a
modelos de negocio. Podría parecer que la rápida recuperación de un mercado de
renta variable concentrado disminuye la necesidad de ceñirse a este enfoque, pero
en nuestra opinión, en el punto máximo de despliegue de la IA, debería resultar
ganador el que tenga más probabilidades de aprovechar esta tecnología para
generar rentabilidades excedentes.