Bogotá, 16 de octubre de 2024. La crianza de los hijos es una tarea que suele ser
desafiante e importante, por lo tanto, la preparación para esta etapa es clave. Una crianza
consciente no se limita al cuidado de los hijos, sino que va más allá, tiene un significado más
profundo y significativo. Los procesos y enseñanzas deben adaptarse con el mundo, ya que
el primer instinto es usar los mismos patrones de crianza que se recibió de joven,
desconociendo que hay mejores alternativas.
La inteligencia emocional es una habilidad que marca diferencia en los niños porque permite
manejar las situaciones de manera sana y responsable. Por ello el director científico de
Versania Primera Infancia, Fabián Ricardo Guevara, destaca lo importante que es aprender
a fortalecer esta habilidad desde la infancia.
El director Guevara, explica que “hay dos habilidades emocionales fundamentales, la
primera es el amor y la segunda es la disciplina y capacidad de reflexionar de acuerdo con el
proceso de cada hijo”. Es importante tener en cuenta que una crianza consciente varía
dependiendo de la edad y el desarrollo mental de los niños.
Es necesario que desde pequeños aprendan a aplicar técnicas de respiración profunda y
contenerse en momentos de estrés, entendiendo también que tanto las emociones positivas
como las negativas son importantes para el desarrollo de la personalidad y el
autoconocimiento, esto permitirá ver las situaciones desde otra perspectiva y expresar sus
opiniones de manera asertiva.
Por otro lado, tener un ambiente familiar sano fortalece las enseñanzas y herramientas
previas, como crear espacios de comunicación abiertos para compartir en familia los
momentos del día a día con confianza y eliminando prejuicios. Limitar el uso de pantallas
es clave, debido a que con reglas y condiciones se evita una dependencia a ellas. Buscar
espacios para conectar con los hijos que fortalezcan el diálogo. Finalmente, el respeto y
la tolerancia se aprenden a través del ejemplo y se pueden afianzar por medio de
conversaciones de temas difíciles con respuestas claras y objetivas que los niños entiendan,
y que demuestren que los valores se pueden mantener incluso en momentos complejos.
Guevara también comparte cinco pilares que pueden fortalecer los padres para manejar sus
propias emociones durante la crianza:
El autoconocimiento emocional es el primer paso para manejar las situaciones.
Cuando se identifican las propias emociones y sentimientos es posible tomar
decisiones bajo un estado psicológico más equilibrado. Es necesario encontrar
momentos para meditar, reflexionar y permitirse sentir y expresar las emociones de
manera asertiva.
La empatía es clave para entender a los demás. Hay que dejar atrás las creencias y
los juicios que impidan ponerse en el lugar del otro.
La autorregulación o el autocontrol emocional es importante para adaptar las
emociones a distintas situaciones, pues permite reconocer los sentimientos
negativos y mesurarlos, evitando que se salgan de control.
La automotivación es la capacidad de entusiasmarse e impulsarse a sí mismo a
esforzarse y mejorar. Los estímulos positivos fortalecen las habilidades y su
resiliencia, así crece la autoconfianza.
Las habilidades sociales son importantes para crear amistades y mantenerlas
como red de apoyo.
El esfuerzo por construir un espacio sano se ve reflejado tanto en los niños como en los
padres cuando se aprende de inteligencia emocional.