Bogotá, enero de 2023 - La industria agroalimentaria representa el 35% de todos los puestos de trabajo y cerca del 10% del PIB a nivel global, sin embargo, es el sector que emite el 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero, según la FAO. Por eso, un nuevo estudio realizado por Bain & Company en alianza con el Foro Económico Mundial encontró que se debe transformar los sistemas alimentarios si se quiere proveer a poblaciones en crecimiento, desarrollar resiliencia al cambio climático, apoyar a los agricultores y disminuir la huella de carbono.
No obstante, la investigación señala que en la actualidad la agroindustria carece de los objetivos antes mencionados, provocando hambre y obesidad. Así mismo, posee una baja capacidad para adaptarse a los choques externos y reestructurar la cadena productiva con el fin de generar menos impactos negativos sobre el medio ambiente.
Este tema cobra relevancia para la región pues, de acuerdo con el más reciente informe de las Naciones Unidas sobre el Panorama de la Seguridad Alimentaria y Nutricional 2022, el 22,5 % de los habitantes de América Latina y el Caribe no cuenta con los medios suficientes para acceder a una dieta saludable. Mientras en Colombia, un poco más del 8% de las personas se encuentran en condiciones de subalimentación, es decir, tienen una dieta alimentaria insuficiente por las cantidades ingeridas o la escasez de nutrientes.
Según Diego Santamaría, socio de Bain & Company, “los desafíos del sistema alimentario requieren implementar muchas acciones al mismo tiempo, incluidas las políticas gubernamentales, las asociaciones público-privadas, el financiamiento, la innovación tecnológica, la acción corporativa y empresarial. En ese orden de ideas, será necesario que haya una colaboración más eficaz entre múltiples partes interesadas para comprender, evaluar y navegar por las ventajas y desventajas de las transformaciones complejas del sistema alimentario”.
Ante este escenario, el informe desarrollado por la consultora en conjunto con la organización no gubernamental, expone una hoja de ruta que contiene los pasos necesarios para que se pueda realizar un cambio significativo en los sistemas alimentarios:
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Todos los países necesitan desarrollar y aplicar una estrategia de transformación de los sistemas alimentarios.
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Dar prioridad a las empresas aliadas de los agricultores en los planes de transformación, programas e inversiones.
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Coordinar la financiación público - privada y mayores cantidades de capital mixto para desbloquear los flujos de inversión.
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Acelerar el cambio mediante ecosistemas tecnológicos y de innovación.
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Alinear a los socios adecuados en torno a resultados claros y específicos del sistema alimentario
“Si los países pueden establecer planes de trabajo más inclusivos, sostenibles, saludables y resilientes para abordar este reto, será posible evolucionar en nuevas apuestas que permitan alimentar a la humanidad, desarrollar una mayor adaptabilidad, brindar una mejor calidad de vida a los agricultores y cumplir la meta de cero emisiones neta. Pero esto solo será posible si la sociedad puede trabajar junta”, concluyó Santamaría.
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