EL SIGLO DEL PROCESADOR ELECTRÓNICO

CONTENIDO

Nace el Cálculo Automático

El desarrollo social, artesanal y comercial que alcanzó Europa en el siglo XVII, condicionó la aparición de la primera máquina capaz de efectuar el cálculo automático.


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La Pascalina

A los 19 años, en el año 1642, el matemático, filósofo y escritor francés Blaise Pascal inventa una máquina que demuestra cómo pueden realizarse los cálculos de manera puramente mecánica. Una serie de ruedas que representan las unidades, las decenas, las centenas, etcétera, tiene sobre la circunferencia las cifras de cero a nueve y están conectadas entre sí mediante engranes.

La rotación completa de una rueda hace avanzar una unidad a la rueda que está a su izquierda. Por primera vez, una máquina ejecuta automáticamente el acarreo, hasta entonces realizado sólo en la mente del hombre. Durante otros 300 años este tipo de acarreo automático constituye el principio fundamental de todos los instrumentos de cálculo, desde el cuenta Kilómetros del automóvil hasta las calculadoras de escritorio.


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La Máquina de Leibniz

Para poder realizar automáticamente los cálculos de las Tablas Trigonométricas y Astronómicas, en 1671 al alemán Gottfried Wilhelm Leibniz proyectó una máquina calculadora que utiliza piñones dentados de longitudes varias y una versión perfeccionada del mecanismo de acarreo automático ideado por Pascal.

De esta manera, se efectúan mecánicamente las multiplicaciones y divisiones bajo la forma de sumas y restas repetidas.

El desarrollo de las ciencias, de los estudios astronómicos, de la navegación marítima que se registra en los siglos XVII y XVIII, aporta múltiples invenciones y proyectos de medios mecánicos para efectuar, del modo más rápido posible, los cálculos, cada vez más complejos pero las refinadas invenciones de Pascal, Leibniz y otros estudiosos quedan limitadas al pequeño círculo de los hombres de ciencia contemporáneos, ya que la técnica de este tiempo no se encuentra en condiciones de producir en serie las piezas de gran precisión, necesarias par el funcionamiento de las máquinas.

Sólo después de la Revolución Industrial, con el perfeccionamiento de las técnicas mecánicas y productivas, se hace posible realizar y producir en serie diversos instrumentos utilizables prácticamente. Al mismo tiempo, gracias al desarrollo del comercio y de la sociedad bancaria, aumenta en gran rapidez el interés hacia las máquinas calculadoras que pueden ayudar a economizar tiempo y dinero.


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El Aritmómetro de Thomas de Colmar

En el año 1820, el financiero francés Charles-Xavier Thomas de Colmar idea un dispositivo a base de piñones dentados que realiza multiplicaciones y divisiones basándose en el mismo principio de la calculadora de Leibniz. Por ser tan práctica esta máquina alcanza un gran éxito: desde el año 1820 hasta el año 1890 se producen algunos millares de estos ejemplares.

Todos los dispositivos que hemos visto hasta ahora no disponen de operaciones automáticas verdaderas para efectuar los cálculos; falta todavía un sistema de comando que permita a la máquina pasar de una operación a otra sin la intervención del hombre.


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Nace la Tarjeta Perforada

En el año 1804, el francés Joseph-Marie Jacquard perfecciona la idea del mecánico Falcón, que un siglo antes había descubierto un nuevo sistema para automatizar algunas fases del trabajo de las máquinas tejedoras.

El telar estaba guiado automáticamente en su movimiento por una serie de agujeros practicados sobre algunas tarjetas de cartón. Nace así la ¨tarjeta perforada¨ para transmitir a una máquina las instrucciones necesarias para su funcionamiento.


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La Máquina Analítica de Babbage

En el año 1822 Charles Babbage, matemático inglés, inventa una ¨máquina diferencial¨ que está en condiciones de realizar automáticamente cálculos científicos y astronómicos.

Diez años más tarde finaliza el proyecto de una ¨máquina analítica¨, que combina por primera vez la idea de la tarjeta perforada con aquella de las ruedas de acarreo automático.

La máquina analítica, que no fue puesta en práctica por problemas técnicos y económicos, estaba en condiciones de realizar sola todas las operaciones aritméticas con números introducidos, a ejecutar en secuencias diferentes, para resolver problemas diversos.

El aspecto más revolucionario es, sin duda, el esquema general de la máquina, parecido a lo que será identificado, un siglo más tarde, con lo que llamamos Procesadores Electrónicos Modernos.


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La Multiplicación Directa

A un joven inventor francés de 18 años de edad, León Bollée, debemos la construcción en el año 1887 de la primera máquina capaz de efectuar la multiplicación directa y no a través de sumas repetidas.

El mecanismo multiplicador está constituido por una serie de plaquitas metálicas en las que están fijadas 9 líneas y 9 columnas de pernos de largos desiguales.


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